viernes, 1 de junio de 2012

NUEVO PENTECOSTÉS 2012





Gracias Espíritu Santo por este nuevo Pentecostés, vivido de una manera muy especial este año por mi, ya que tuve la oportunidad de asistir el fin de semana anterior a un seminario de Vida en El Espíritu que fue una bendición, pues llevaba una mala racha de desierto espiritual y necesitaba urgentemente un acercamiento al Señor para sentir lo que de siempre ha sido mi vida interior. 
Había dejado por un tiempo la asistencia al grupo de oración de mi parroquia y lo primero que hice fue pedir el Sacramento de la Reconciliación, antes de que el ministerio de intercesión oraran por mi, dando gracias al Señor por estar siempre disponible para aceptar mi arrepentimiento.
¡Gracias, Señor por inundarme con tu Santo Espíritu!
Sentí como mi alma sanaba de tanta amargura, de tanto daño recibido por mi alejamiento temporal y me sentí otra vez llena del Espíritu Santo al recibir una vez más su vivificadora Efusión.

¡Gracias, Espíritu Santo por ser nuevamente el dulce huésped de mi alma!
                                   Mari Carmen Martín Mendoza 

viernes, 20 de enero de 2012

¡Gracias, Espíritu Santo por dar sentido a nuestra vida!



Sólo la Fe en Dios Todopoderoso, en su Divino Hijo Jesucristo y en la Fuerza de su Santo Espíritu, puede ayudarnos a  caminar en nuestra vida y aceptar con alegría los contratiempos y los obstáculos de cualquier tipo que se nos vayan presentando, como en este caso, la enfermedad de una madre que a su avanzada edad, debe permanecer encamada y recibir la asistencia permanente de sus hijos e hijas. Sólo esta Fuerza Divina es la única capaz de  combatir el desánimo, la desesperanza, la impaciencia que produce la impotencia de ver en un ser tan querido, cómo su vida se va apagando día a día y va perdiendo facultades físicas y mentales y se va poco a poco desconectando de este mundo.
Esta experiencia, además de dolorosa, es enriquecedora espiritualmente, pues te das cuenta de cómo el Señor aprovecha esta oportunidad para darnos una enseñanza de amor, para hacer que cada hijo/ hija tenga la oportunidad de agradecer de alguna forma, las atenciones recibidas de una madre cariñosa y abnegada a lo largo de su vida.
Solamente a la luz del Espíritu Santo se puede comprender este maravilloso "truco" que utiliza Dios para darle sentido al dolor humano.
¡Gracias Padre por tu Misericordia, por tu Bondad y Sabiduría!
¡Gracias Jesucristo Bendito por tus enseñanzas en la práctica del Amor al prójimo!
¡Gracias Espíritu Santo por tu fuerza alentadora en los momentos más críticos de nuestra vida!

Mari Carmen Martín Mendoza

sábado, 26 de marzo de 2011

¡AQUÍ ESTOY YO!

     Gracias Padre, gracias, por enviarnos a tu Espíritu Santo
Gracias por recordarnos siempre que  has enviado
a Tu Hijo Jesucristo para la salvación de este Mundo.
¡Gracias Señor por tu Espíritu!

http://youtu.be/pxePW8A0AS4

jueves, 24 de febrero de 2011

ESPÍRITU SANTO, GRACIAS POR TUS ENSEÑANZAS

¡Gracias, Espíritu Santo! gracias por las enseñanzas que nos das al aceptar el dolor en nuestras vidas. Gracias por el consuelo y la capacidad de dejarnos abrazar por Jesús al llegar a nuestras vidas el dificil momento de despedir a nuestros seres queridos en el tránsito definitivo de esta vida a la Vida Eterna.
Espíritu Santo, te presento en este momento a dos personas muy queridas y que han significado muchísimo en dos etapas diferentes de mi vida: Mi tía Yolanda, hermana de mi mamá, que ha tomado ya el rumbo hacia el Infinito y que marcó mi infancia con su carácter dulce y pacífico, y que tanto cariño recibí de ella.  ¡Gracias, Señor por su vida!
Gracias también por haberme regalado los treinta y siete últimos años de la vida de una gran mujer, mi suegra, Mariíta Damas, que ha sido una segunda madre para mi, que tanto aprendí de su buen hacer, de sus buenos sentimientos, de su gran bondad, de su mimo y de su cariño para con los suyos.

Espíritu Santo, gracias por iluminar mi corazón con tus dones y hacerme comprender que la muerte jamás acabará una relación tan hermosa y fructífera como la que me ha mantenido unida a estos dos seres tan queridos que ya descansan en el Sueño Eterno.
Gracias Espíritu Santo, gracias por sus vidas y gracias por darme la certeza de que  han recibido ya su premio celestial: el descanso eterno, Amén

miércoles, 9 de febrero de 2011

LOS FRUTOS DEL ESPÍRITU SANTO



Espíritu Santo, gracias por el regalo que significas en mi vida, gracias por tomar como morada, mi humilde y pobre alma pecadora, que depende del Amor Divino para su salvación
¡Gracias, Espíritu Santo, gracias por esos frutos que son regalo del Señor!
Agradezco el don del Amor, de la Alegría, de la Paz, la Paciencia, la Amabilidad, la Bondad, Fidelidad, Humildad y Dominio Propio.
Sé que sólo Tú puedes transformar mi vida haciéndola agradable al Padre. No soy yo capaz de caminar por este mundo sin la ayuda de tu guía. Por eso, Espíritu Santo, lléname de tu Luz, acompáñame a ir por Jesucristo hacia el Padre Eterno.
¡Dame tus Frutos Espíritu Santo!
Con el don de Temor de Dios quiero llenarme de humildad y aceptar mi pobreza de espíritu, experimentando la inmensa ternura que el Padre siente por mi, su pequeña criatura.
Con el don de Piedad quiero avanzar llena de sencillez, confianza y gozo hacia el Padre.
Con el don de Consejo quiero aprender a discernir espiritualmente lo que complace a mi Dios para no defraudarle.
Con el don de Fortaleza quiero llenar mi alma de fuerza y energía para combatir en la lucha diaria y conseguir cumplir la Voluntad de Dios.
Con el don de Ciencia quiero ver en todo lo que me rodea la señal de la  mano de Dios.
Con el don de Inteligencia quiero llegar a comprender los misterios de Dios y su plan de salvación para la humanidad.
Con el don de Sabiduría quiero saborear el gusto de sentirme invadida por Ti, Espíritu Santo Divino. Amén

domingo, 30 de enero de 2011

ORACIÓN POR LA FAMILIA

ORACION POR LA FAMILIA
(Letra: Padre Zezinho)

Que ninguna familia comience en cualquier de repente.
Que ninguna familia se acabe por falta de amor.
La pareja sea el uno en el otro de cuerpo y de mente
y que nada en el mundo separe un hogar soñador.

Que ninguna familia se albergue debajo del puente
y que nadie interfiera en la vida y en la paz de los dos,
y que nadie los haga vivir sin ningún horizonte,
y que puedan vivir sin temer lo que venga después.

La familia comience sabiendo por qué y dónde va
y que el hombre retrate la gracia de ser un papá.
La mujer sea cielo, ternura, afecto y calor,
y los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor.

Bendecid Oh Señor, las familias. Amén.
Bendecid Oh Señor, la mía también. (2x)

Que marido y mujer tengan fuerza de amar sin medida
y que nadie se vaya a dormir sin buscar el perdón.
Que en la cuna los niños aprendan el don de la vida,
la familia celebre el milagro del beso y del pan.

Que marido y mujer de rodillas contemplen sus hijos.
Que por ellos encuentren la fuerza de continuar,
y que en su firmamento la estrella que tenga más brillo
pueda ser la esperanza de paz y certeza de amar.

La familia comience sabiendo por qué y dónde va
y que el hombre retrate la gracia de ser un papá.
La mujer sea cielo, ternura, afecto y calor,
y los hijos conozcan la fuerza que tiene el amor.

Bendecid Oh Señor, las familias. Amén.
Bendecid Oh Señor, la mía también. (4x)

ESPÍRITU SANTO, VEN A MI FAMILIA!

Espíritu Santo, concédenos para mi esposo,  para mis hijos y para mi,
aquellos dones divinos con que fortalecisteis a los Apóstoles; aquella gracia
poderosa que ilumina el entendimiento, mueve dulcemente la voluntad, y vence
gloriosamente la concupiscencia.

Concédenos el don de una clara inteligencia,
el conocimiento del bien y buena
voluntad de ejercitarlo.

Tomad bajo vuestra divina protección a mis hijos;
preservadlos de toda pasión vergonzosa; protegedlos, libradlos de caer en los lazos de la seducción con que el demonio intenta hacerlos caer en el pecado.
Hacedlos humildes, obedientes y honrados, amantes de la verdad y de la religión.
Dadles gracia para vencer los vicios y pasiones.
Y a mi concededme la gracia y el acierto necesario para educarlos y dirigirlos.

Te lo pido por Jesucristo, Nuestro Señor. Amén